




Interacción con la máquina
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Pulsa cualquiera de los cuatro botones de la vitrina. El coche circula unos segundos por el circuito y luego se para. Es un coche electromagnético que recibe la energía de forma inalámbrica de la bobina distribuida a lo largo del circuito. Una posibilidad de futuro.
Pulsa cualquiera de los cuatro botones de la vitrina. El coche circula unos segundos por el circuito y luego se para. Es un coche electromagnético que recibe la energía de forma inalámbrica de la bobina distribuida a lo largo del circuito. Una posibilidad de futuro.
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Funcionamiento
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Al principio del siglo XX, existieron fabricantes de coches que usaban la energía eléctrica para moverse. El descubrimiento de grandes pozos petrolíferos llevó al abaratamiento de la gasolina, que junto con el elevado peso de las baterías de plomo, provocaron su desaparición.
En los primeros años del siglo XXI, el descubrimiento de baterías eléctricas mucho más ligeras que las de plomo, hicieron posible la aparición de coches híbridos, que alternan la energía térmica de la gasolina y la eléctrica de las baterías y también vehículos totalmente eléctricos.
Una forma de mejorar la eficiencia del vehículo eléctrico es prescindir de las baterías, como sucede con los tranvías, metros y trenes. Estos obtienen la energía de conductores aéreos conocidos como catenarias, o de terceros railes que se encuentran cerca del suelo.
Para que un vehículo pueda moverse sin necesidad de baterías ni conductores eléctricos en contacto, es necesario que reciba energía y la consuma de manera instantánea. Esto lo podemos realizar de dos maneras: Mediante la energía solar o mediante el fenómeno de inducción electromagnética.
El coche solar obtiene la energía de la luz procedente del sol. Esta energía llega a la Tierra en forma de radiación electromagnética y se transforma en energía eléctrica a través de las células fotovoltaicas.
El coche electromagnético obtiene la energía a través del fenómeno de inducción o ley de Faraday. Una corriente eléctrica alterna (que cambia con el tiempo) crea un campo magnético en una bobina que se encuentra fija en el suelo. Ese campo magnético es atrapado sin contacto alguno por una segunda bobina que se encuentra en la parte baja del vehículo. Ese campo magnético induce una nueva corriente eléctrica que es capaz de alimentar el motor eléctrico del coche.
Al principio del siglo XX, existieron fabricantes de coches que usaban la energía eléctrica para moverse. El descubrimiento de grandes pozos petrolíferos llevó al abaratamiento de la gasolina, que junto con el elevado peso de las baterías de plomo, provocaron su desaparición.
En los primeros años del siglo XXI, el descubrimiento de baterías eléctricas mucho más ligeras que las de plomo, hicieron posible la aparición de coches híbridos, que alternan la energía térmica de la gasolina y la eléctrica de las baterías y también vehículos totalmente eléctricos.
Una forma de mejorar la eficiencia del vehículo eléctrico es prescindir de las baterías, como sucede con los tranvías, metros y trenes. Estos obtienen la energía de conductores aéreos conocidos como catenarias, o de terceros railes que se encuentran cerca del suelo.
Para que un vehículo pueda moverse sin necesidad de baterías ni conductores eléctricos en contacto, es necesario que reciba energía y la consuma de manera instantánea. Esto lo podemos realizar de dos maneras: Mediante la energía solar o mediante el fenómeno de inducción electromagnética.
El coche solar obtiene la energía de la luz procedente del sol. Esta energía llega a la Tierra en forma de radiación electromagnética y se transforma en energía eléctrica a través de las células fotovoltaicas.
El coche electromagnético obtiene la energía a través del fenómeno de inducción o ley de Faraday. Una corriente eléctrica alterna (que cambia con el tiempo) crea un campo magnético en una bobina que se encuentra fija en el suelo. Ese campo magnético es atrapado sin contacto alguno por una segunda bobina que se encuentra en la parte baja del vehículo. Ese campo magnético induce una nueva corriente eléctrica que es capaz de alimentar el motor eléctrico del coche.
Al principio del siglo XX, existieron fabricantes de coches que usaban la energía eléctrica para moverse. El descubrimiento de grandes pozos petrolíferos llevó al abaratamiento de la gasolina, que junto con el elevado peso de las baterías de plomo, provocaron su desaparición.
En los primeros años del siglo XXI, el descubrimiento de baterías eléctricas mucho más ligeras que las de plomo, hicieron posible la aparición de coches híbridos, que alternan la energía térmica de la gasolina y la eléctrica de las baterías y también vehículos totalmente eléctricos.
Una forma de mejorar la eficiencia del vehículo eléctrico es prescindir de las baterías, como sucede con los tranvías, metros y trenes. Estos obtienen la energía de conductores aéreos conocidos como catenarias, o de terceros railes que se encuentran cerca del suelo.
Para que un vehículo pueda moverse sin necesidad de baterías ni conductores eléctricos en contacto, es necesario que reciba energía y la consuma de manera instantánea. Esto lo podemos realizar de dos maneras: Mediante la energía solar o mediante el fenómeno de inducción electromagnética.
El coche solar obtiene la energía de la luz procedente del sol. Esta energía llega a la Tierra en forma de radiación electromagnética y se transforma en energía eléctrica a través de las células fotovoltaicas.
El coche electromagnético obtiene la energía a través del fenómeno de inducción o ley de Faraday. Una corriente eléctrica alterna (que cambia con el tiempo) crea un campo magnético en una bobina que se encuentra fija en el suelo. Ese campo magnético es atrapado sin contacto alguno por una segunda bobina que se encuentra en la parte baja del vehículo. Ese campo magnético induce una nueva corriente eléctrica que es capaz de alimentar el motor eléctrico del coche.








